Ayün Küyen

Ayün Küyen

viernes, 10 de octubre de 2014

Las diosas como arquetipos

A la mayoría de nosotros se nos enseñó algo acerca de los dioses y diosas del monte
Olimpo en algún momento en la escuela y hemos visto estatuas y pinturas de ellos. Los
romanos veneraban estas mismas veleidades, dirigiéndose a ellas con sus nombres latinos.
Los dioses del Olimpo tenían atributos humanos: su conducta, reacciones emocionales,
apariencia y apariencia y mitología nos proporcionan patrones que se asemejan a la conducta
y actitudes humanas. También nos son familiares porque son arquetípicos; es decir,
representan modelos de ser y de actuar que reconocemos a partir del inconsciente colectivo
que todos compartimos.
Los más famosos de ellos eran los doce dioses del Olimpo: seis dioses –Zeus,
Poseidón, Hades, Apolo, Ares, Hefestos- y seis diosas –Hestia, Deméter, Hera, Artemisa,
Atenea y Afrodita. Una de las doce, Hestia (diosa del Hogar) fue sustituida por Dionisos (dios
del vino), cambiando así el arquetipo hombre/mujer en siete dioses y cinco diosas. Los
arquetipos de las diosas que describo en este libro son las seis diosas del Olimpo: Hestia,
Deméter, Hera, Artemisa, Atenea y Afrodita –más Perséfone, cuya mitología no se puede
separar de la de Deméter.He dividido estas siete diosas en tres categorías: las diosas vírgenes, las diosas
vulnerables y las diosas alquímicas (o transformadoras). Las diosas vírgenes fueron puestas
juntas en la antigua Grecia. Las otras dos categorías son clasificaciones mías. Las formas de
conciencia, los papeles favorecidos y los factores motivadores son las características que
distinguen a cada grupo. Las actitudes hacia los demás, la necesidad de cariño y la
importancia de las relaciones son también claramente diferentes en cada categoría. Las
diosas que representan las tres categorías requieren ser expresadas por algún lado en la vida
de una mujer que ésta pueda amar profundamente, trabajar con sentido, y ser sensual y
creativa.

El primer grupo que se encontrará en estas páginas son las diosas vírgenes: Artemisa,
Atenea y Hestia. Artemisa (a la que los romanos llamaron Diana) es la diosa de la caza y de
la luna. Sus dominios eran las tierras vírgenes. Era la arquera de disparo certero y la
protectora de la juventud de todas las cosas vivientes. Atenea (conocida como Minerva por
los romanos) era la diosa de la sabiduría y la artesanía, patrona de Atenas, ciudad que tomó
su nombre, y protectora de numerosos héroes. Normalmente se la representa llevando una
armadura y era conocida como la mejor estratega en las batallas. Hestia, la diosa del Hogar
(la diosa romana Vesta), era la menos conocidas de todas las diosas del Olimpo. Estaba
presente en las casas y en los templos como fuego en el centro del hogar.
Las diosas vírgenes representan la cualidad de independencia y autosuficiencia en las
mujeres. Por el contrario de las demás diosas del Olimpo, estas tres no podían enamorarse.
Los apegos emocionales no les desviaban de lo que consideraban importante. No eran
victimizadas y no sufrían. Como arquetipos, expresan la necesidad de autonomía en las
mujeres y la capacidad que éstas tienen de centrar su conciencia en lo que tiene sentido
personalmente para ellas. Artemisa y Atenea representan la actitud de ir directamente a los
objetivos y el pensamiento lógico, que hacen de ellas los arquetipos orientados hacia el logro.
Hestia es el arquetipo cuya atención está enfocada hacia dentro, hacia el centro espiritual de
la personalidad de una mujer. Estas tres diosas son arquetipos femeninos que persiguen sus
metas de manera activa. Amplían nuestro concepto de los atributos femeninos para incluir la
competencia y la autosuficiencia.

Al segundo grupo –Hera, Deméter y Perséfone- le llamó las diosas vulnerables. Hera
(conocida como Juno por los romanos) era la diosa del matrimonio. Era la esposa de Zeus, el
dios que reinaba sobre los dioses del Olimpo. Deméter (la diosa romana Ceres) era la diosa
de las cosechas. En su mito principal se enfatizaba su papel de madre. Perséfone (en latín,
Proserpina) era la hermana de Deméter. Los griegos la llamaban también Koré, “la doncella”.
Las tres diosas vulnerables representan los papeles tradicionales de la esposa, la
madre y la hija. Son los arquetipos orientados hacia las relaciones, cuyas identidades y
bienestar dependen de tener una relación significativa. Expresan la necesidad de las mujeres
de afiliación y vinculación. Están armonizadas con otras personas y son vulnerables. Estas
tres diosas son violadas, raptadas, dominadas o humilladas por dioses masculinos. Cada una sufrió a su manera al romperse o deshonrarse una relación afectiva, y mostraron síntomas
similares a los de una enfermedad psicológica. Cada una de ellas también evolucionó, y
puede proporcionar a las mujeres una comprensión interna de la naturaleza y pauta de las
propias reacciones que deben abandonarse, y el potencial para el crecimiento interno
mediante el sufrimiento inherente a cada uno de estos tres arquetipos de diosas.
Afrodita, diosa del amor y de la belleza (más conocida por su nombre romano como
Venus), se encuentra por derecho propio en la categoría de las diosas alquímicas. Era la más
bella e irresistible de las diosas. Tuvo muchas aventuras y numerosa descendencia de sus
numerosas relaciones. Creaba amor y belleza, atracción erótica, sensualidad, sexualidad y
nueva vida. Entablaba relaciones por decisión propia y nunca fue victimizada. Así pues,
siempre mantuvo su autonomía como diosa virgen y tuvo relaciones como diosa vulnerable.
Su conciencia era receptiva y al mismo tiempo estaba concentrada, lo que permitía un
intercambio en dos direcciones, que le afectaba tanto ella como a la otra persona. El
arquetipo de Afrodita motiva a las mujeres a perseguir intensamente las relaciones más que
la permanencia, a valorar el proceso creativo y a estar abiertas a cambiar.

"Las Diosas de Cada Mujer - Shinoda Bolen "

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